"El Gobierno de la República busca
asegurar que, en nuestro país todas y todos los mexicanos, sin importar su
condición o preferencia sexual, tengan la oportunidad de ser felices”
Esta fue la aseveración del presidente de
la República para promover una iniciativa en relación a la mal llamada
"teoría de género", la posibilidad del “matrimonio” igualitario.
Es de llamar la atención que lo haya hecho
el día de en que se conmemora la lucha contra la homofobia, singular asociación
que causa suspicacia porque polariza a la ciudadanía, creando intolerancia a la
tolerancia en varios sectores de la sociedad, me parece que ante los bajos
niveles de aceptación del presidente se la jugó, sin importar la trascendencia
de una posible ley, a todas luces injusta, por la afectación a la mayoría
de una sociedad y que pretende estar acorde con una moda cultural mundial, nada
más insensato indigno de un gobierno Patriota.
Quizás se quiso referir a las relaciones
interpersonales entre personas sin importar el sexo y que podrían, para muchos,
ser respetables incluso para mí, contratos civiles tal vez, pero haciéndolo
igual a la FAMILIA, que no es moda cultural sino que se trata de una
INSTITUCIÓN fundamento de la sociedad, me parece insensato y atentatorio contra
los derechos de la mayoría de las personas.
No veo por qué el reduccionismos de hacer
de una relación interpersonal un motivo de felicidad además una postura que
concede derechos por decreto, es propia de un sistema totalitario; luego quizás
venga la ocurrencia de que se prohíba la muerte, porque la vida es un derecho
de todos los mexicanos y mexicanas... tal vez podrían decir que son excéntricas
comparaciones pero leer los argumentos de quienes apoyan lo contrario, vaya que
sorprende.
El trasfondo de ésta postura que
tiene que ver con una ideología de género, plasmada por una minoría ciertamente,
el 3.6% de las y los jóvenes encuestados, de una muestra representativa en México, se reconocen como gays, bisexuales
o lesbianas, según Encuesta realizada
por el Instituto de Ciencias Jurídicas de la UNAM junto con el
Instituto Mexicano de la Juventud, en 2012; y según el Censo de Población y
Vivienda del INEGI del 2010, en el país hay casi 230 mil
hogares compuestos por parejas del mismo sexo. Esto representa casi
el 1% del total de hogares en México” datos últimos, es un aspecto sin duda
cultural y no lo digo por la preferencia sexual, que esa ha existido desde el
principio de los tiempos seguramente, sino por los términos “Género” e “Identidad”
Veamos… es innegable que la dignidad y el
sexo en las personas es inherente a su condición humana; genitalmente hablando
eres hombre o mujer y la dignidad es en cuanto tenemos alma o en cuanto tenemos
valor como personas, como quieran, en tanto que el término género
e identidad han sido acuñados convencionalmente por la
cultura para manifestar una condición de preferencia. Así no podría decirse que
el sexo de cualquier persona es construido por la cultura pero que tal como
identidad por el género.
Eso ha ocasionado toda una revolución en
la que se victimiza a una porción de la población que como seres humanos tienen
dignidad y por tanto merecen respeto, pero que ha polarizado a la sociedad. El
problema es ¿por qué afectarnos con una disposición inútil para la mayoría de
las personas?
No caigamos en el garlito de la confusión,
es importante tener los antecedentes e informarnos libres de todo prejuicio
para que se tomen las mejores decisiones que hagan Bien común.
Es lamentable que sobre las rodillas sin
consensuar con la mayoría de las personas se violente el concepto de Familia,
que ese si es un derecho humano.
En este espacio manifiesto respeto por las
diferentes formas de pensar y hago votos porque encontremos el camino adecuado
al fin que pretendemos en la vida, sin embargo manifiesto mi derecho a defender
lo que pienso y de lo que estoy convencido.
Por esa razón le pido al Presidente de la
República Enrique Peña Nieto y a los Legisladores tomen en cuenta las voces que
difieren de sus entusiastas propuestas y que les hagan una revisión consensuada
con todos los sectores, que como están las cosas, éstas no abonan a la
convivencia cordial con ni con las minorías ni con las mayorías.
De igual forma a quienes estamos
convencidos del papel trascendente que tiene la Familia ¡defendámosla! no es
cosa menor y busquemos los espacios adecuados para promocionarla.
¡Viva la Familia!
Carlos Simón
El Ingeniero