Valores por México

martes, 20 de junio de 2017

¡El “acidogate”, una apuesta a la indignación!

En esta nuestra sociedad cada vez más comunicada, para nadie es un secreto lo que acontece en el ámbito político en nuestro estado. ¿Alguna vez han ido a lustrarse los zapatos a la “Plaza grande”, han utilizado últimamente el servicio de taxi de cualquier cooperativa  o de esos que lo prestan con plataformas  cibernéticas? Boleros y taxistas les pueden comentar el acontecer ciudadano, por si no estuvieran enterados, pero además, ahí están los tabloides y toda la gama de portales que intentan dar las noticias, incluso a través del fenómeno de la redes sociales. La información es vital.

Lo cierto es que hoy estamos apabullados por el acontecer de lo que trasciende en el ámbito político local y específicamente en el Partido Acción nacional, PAN. Sería irracional bajo estas circunstancias, tapar el sol con un dedo y no intentar siquiera conocer lo malo de la historia para no repetirlo de nuevo.

Podemos tocar el tema de otros partidos y sacar raja de ello pero ¿acaso somos capaces de enfrentar nuestras circunstancias para analizarlas en Acción Nacional?. Considero prudente atender el tópico, al menos para quienes estamos interesados en la democracia en México, y siendo  los partidos políticos, entre ellos el PAN,  elementos principales de ella, amerita involucrarnos en su actuar institucional.

Algunos se rasgarán las vestiduras pidiendo que la ropa sucia se lave en casa, pero no cedamos ante esas voces porque se corre el riesgo de ver a este instituto político postrado ante el chantaje anacrónico y pusilánime de unos cuantos.

Eso no quiere decir que nos conduzcamos por la libre, cualquier discusión del bien ser en el partido tiene que estar fundada en los principios, valores, estatutos y códigos de Acción Nacional, todos ellos inspirados en el humanismo que privilegia la dignidad de la persona y es que así lo hemos aprendido los panistas.

Ya en materia…

Pues bien, seguro todos ya sabemos del “acidogate”.  Asunto que tiene que ver con el derramamiento de sustancias tóxicas en las recién repavimentadas calles de Mérida y por lo cual el presidente del Comité Directivo Municipal, CDM, del PAN en Mérida, en forma pública lo denunció álgidamente, dando pie al sainete con medios de comunicación. Esperemos que sólo sea eso. Lastimosamente con esta acción, el dirigente puso al descubierto su imberbe novatez intentando erigirse como fiscal del Ayuntamiento, asunto que  no le compete, a mi parecer.


Dicha denuncia, que ha ido desencadenando en una vil y ruin historieta con tintes de revanchismos  y atentando flagrantemente en contra del estado de derecho en su aspecto más simple que es la de propiciar el esclarecimiento de los hechos con verdad para que se haga justicia, es ya un capítulo superado. La autoridad competente  será quien  juzgue el caso, como debió ser desde el principio.

Pero como consecuencia del bochornoso asunto de dimes y diretes de manera pública respecto a este tema, se gestó una demanda de quienes se autodefinen como “panistas de a pie” aunque hasta el día de hoy no se a quienes representan, y en la que solicitan la licencia del dirigente municipal, en un principio la consideré justa, sin ser partidario de ella, ejercieron un derecho que les concede la Ley y los estatutos del PAN, así que tampoco los señalo con el dedo flamígero,  pero ahora que vuelcan su demanda utilizando elementos indignos y justificando los medios para su fin, han desvirtuado cualquier legitimidad de sus pronunciamientos y son ellos mismos quienes en esta ocasión violentan los preceptos establecidos en La Cartilla del militante y del simpatizante del partido. En ese tenor tendrán que dar cuenta de su proceder, para ser justos.

Lo que ha proseguido es motivo de una llamada de atención a nuestras conciencias pues  no es peccata minuta el asunto, que ha rebasado cualquier expectativa convirtiéndose en un maremágnum nada ético y poniendo en entredicho el valor de la dignidad humana, principio fundamental del partido que aunque pareciera un tema romántico, es hoy un fundamento que debemos respetar y aquilatar si queremos ser copartícipes del bien común.

Una vez más, en los últimos días hemos sido evidentemente,  rehenes de una andanada de audios, videos y chismes que ocurren ante la debilidad por el escándalo, como intentando ser el remedio a los problemas del partido político, mediante la exhibición prosaica de algunos de sus militantes o de plano procurando infringir un descalabro al PAN, ésto último imposible.  Acción Nacional es más que la ingratitud y deslealtad de cualquiera de sus militantes, pero finalmente ese escarnio lacera, y no superficialmente la identidad de la militancia, mostrándonos vulnerables ante la sociedad. Pero además, están tras bambalinas, los intentos por ver a los militantes como moneda de cambio en aspiraciones políticas con intereses inconfesables. Es un secreto a voces que a algunos tasan su valor específico en tanto cuanto pueden mover al mayor número de conciencias. Escándalo y corrupción mancillan la dignidad humana.

No permitamos que se intente desvirtuar la verdad, ni que se violente la dignidad de las personas, si bien todo acto humano es susceptible de ser cuestionado en su integridad, sería temerario e injusto hacer un juicio sumario y más aún cuando la argumentación ante los hechos resultan ruines,  pero también estemos atentos ante los embates de chantajes por intentar comprar nuestras conciencias, eso no permitirá que avancemos en la libertad, condición sine qua non para la democracia.

Hoy se nos presenta una nueva oportunidad para ser más acuciosos a la hora de elegir a los próximos dirigentes y servidores públicos, reconociendo que tendrá que ser así por encima de lealtades insanas. 

Remate

Temo que el poder político ha sido rebasado y ahora se concreta exclusivamente a la regencia de las facciones partidistas, del crimen organizado, de la corrupción, del embate de la inmoralidad, de la apatía social disfrazada de una gris participación ciudadana. Es hora de romper con esos vicios y…¡cuidado que el populismo acecha!


Reconozcamos que no nos hemos conducido por rutas de exigencia como antaño en el PAN, sí, aquel de principios y valores, aquel que ha sido pieza clave en la conformación de nuestra nación, aquel de Gómez Morín, de los González Luna y Morfín, del de  Carlos Castillo Peraza y de otros tantos que recordamos con entusiasmo y frecuentemente los mencionamos en nuestros discursos. Si queremos aspirar a ese ideal tendremos que actuar en consecuencia, ser promotores de la verdad y sobre todo privilegiar el bien superior, el bien común, de lo contrario perderemos esencia y únicamente estarán personeros de sí mismos usurpando los espacios políticos. Regresémosle al PAN la propiedad de ser el mejor partido político de México.

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