El pasado 5 de Junio, en todo el
mundo conmemoramos el día del Medio Ambiente, el antecedente de esta efeméride data
de 1972 en la Conferencia de La Organización de las Naciones Unidas (ONU) en
Estocolmo Suecia y en la que se trató la inminente afectación a las condiciones
ambientales de la Tierra. 113 países y más de 400 organizaciones se reunieron,
marcando un punto de inflexión para atender las alicaídas circunstancias de nuestro Planeta.
En este tenor, uno de los últimos
esfuerzos mundiales por revertir precisamente estas alicaídas condiciones
ambientales de la Tierra, es el Acuerdo de Paris, documento signado en 2015, en
principio por 195 países y reiterado por 97 un año después, para darle certeza, en
el marco de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio climático.
Dicho Acuerdo que consiste en "reforzar
la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, en el contexto del
desarrollo sostenible y de los esfuerzos por erradicar la pobreza” avizoraba
un panorama alentador, La Unión Europea (UE) y Estados Unidos (EEUU) se comprometieron con
las acciones ahí contenidas; sin embargo hace unos días, el primero de junio,
el presidente Donald Trump anunció su retiro del acuerdo. Las consecuencias
de esta decisión, son de pronóstico reservado.
La nota de suyo, sin duda es
trascendente, el mandatario de la nación más poderosa del planeta, del país que
más gases efecto invernadero genera y causantes principales del aumento de la
temperatura en la Tierra, abandona su compromiso, ni siquiera con los demás Estados
sino con nuestro Planeta. Empecinado en su política negacionista y por un
capricho de campaña.
La comunidad internacional no ha
hecho caso del desplante y se ha mantenido firme en el Acuerdo. Pero… y de todo
ésto, ¿qué podemos pensar?, acaso: ¿a mi qué?, ¡que tal vez no sea tan así eso
del cambio climático!, ¡que sean tan distantes los efectos en el medio ambiente
y que aún hay suficiente tiempo para atenderlo más adelante!, ¡que se trate de
una conspiración mundial! ó ¡que sean más importantes los asuntos de la
democracia!. Quizás ó tal vez pensemos así y muchas otras cosas más, pero lo cierto es que nos estamos acabando el
Planeta.
Tal vez nos creamos aquello de
que “si se acaba el mundo nos vamos a Yucatán”, y algo hay de cierto en ello, vivimos
en un lugar privilegiado, pero los estudios y resultados de las investigaciones
al respecto nos cuentan una historia de deterioro de nuestro subsuelo y manto
freático, sólo es cuestión de levantar literalmente tantito la cloaca para exhibirlo.
Y es que la sutileza de los cambios en nuestro entorno quizás no nos permitan
darnos cuenta cómo estamos contribuyendo al deterioro del medio ambiente, lo que sí es una realidad es que cada
vez más, somos testigos de evidentes aumentos de las temperaturas cotidianas en
nuestra ciudad, del comportamiento atípico de las lluvias, de la disminución de
nuestras playas en nuestras costas, etc. Estudiosos, científicos, la comunidad internacional
y gente con sentido común han advertido
de las condiciones cada vez más severas a las que estamos sometiendo a nuestro
entorno, y nuestra inconsciencia y patrones de consumo desordenados están
contribuyendo con ello.
México se mantuvo en el Acuerdo
de París, decisión encomiable del gobierno, sin embargo no es suficiente, las acciones
son compromiso de todos, gobierno, empresarios, sistema educativo, sector social,
amas de casa, estudiantes, obreros, profesionistas… de todos. Se hace
indispensable conocer del tema para sensibilizarnos
acerca de lo que realmente le está pasando a nuestro medio ambiente y las
consecuencias para el Planeta, adquiramos conciencia y convirtámosla en cultura
ambiental.
A nivel mundial expertos y
activistas en el tema marcan la agenda, tal
es el caso, irónicamente, del ex vicepresidente de Estados Unidos, Al gore y su
“proyecto climático”, Gro Harlem
Brundtland y su “desarrollo sostenible”, Felipe Calderón con su Fundación de Desarrollo
Humano y Sustentable A.C., incluso de activistas como Leonardo DiCaprio, quien
estuvo en nuestro país recientemente para promover la protección de las Vaquitas
marinas afectadas también por el cambio climático. De ellos y de tantos otros
especialistas vale la pena conocer de sus aportaciones en el tema.
Algunas de las acciones que
podemos emprender para contribuir a revertir esas condiciones perturbadoras al
medio ambiente son: reciclar, darle más usos al papel, vidrio, aluminio,
reducir consumos de energía desconectando los aparatos eléctricos, utilizar
focos ahorradores o “leds” (ya no los incandescentes) utilizar menos el aire acondicionando
del automóvil, de nuestras casas, oficinas, sembrar árboles, participar en
campañas por el medio ambiente, persuadir a los demás en el cuidado de nuestro
entorno y muchas más.
Estamos acabando con nuestro
planeta ¡hagamos algo!
Remate.
Mucho se ha hablado en estas
semanas del derrame ocasionado a propósito, de alguna sustancia corrosiva (ácido)
a las calles recién pavimentadas en Mérida, lo anterior en el contexto de sancionar
el delito de daño a la infraestructura, no obstante, el vertimiento de esas sustancias
con tales características y en cantidades considerables como se presume, repercute
en perjuicio de nuestro subsuelo y del manto freático, además que pudieron liberar
partículas que contribuyan con la generación de gases efecto invernadero; sin
embargo ninguna autoridad ambiental ha tomado cartas en el asunto y desde aquí les
hago un llamado para que atiendan dicha contingencia. Y si usted me permite,
amable lector, cuestionar ¿cuál es la verdadera prioridad que tiene nuestro
medio ambiente?
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